Rol pedagógico del auditor médico

Resumen

“Dile a todo el mundo lo que quieres hacer y alguien querrá ayudarte a hacerlo”. W. Clement Stone Méderi es un hospital de cuarto nivel de atención con alta complejidad, se enfrenta a retos importantes en el sistema de salud con presupuestos limitados, por lo cual se requiere optimizar los recursos financieros y humanos, dentro de un marco de prestación de servicios de salud con la mejor calidad posible, que permita distinguir la atención prestada y genere un factor diferenciador a los pacientes y en el sector salud. Por lo anterior, se hace necesario presentar diversas estrategias que busquen optimizar los recursos disponibles. Méderi cuenta con un equipo de auditoría, que ha venido desarrollando un modelo propio, dentro del quehacer del auditor, se da la importancia de documentar estas estrategias, las cuales han permitido integrar al auditor dentro del equipo de salud, haciéndolo visible y modificando la cosmovisión preexistente, con un solo objetivo la calidad de la atención de los servicios en salud prestados. Es importante contextualizar la búsqueda constante de la calidad y su participación dentro de la historia de la humanidad, no solo a nivel salud, sino a nivel industrial y como tal a nivel evolutivo, para así, entender los diversos roles del auditor médico y ver la importancia de documentar el rol pedagógico y su impacto dentro de la articulación del equipo de salud, cuya finalidad es el logro de la calidad en la atención de los servicios de salud. La calidad se encuentra inherente en la historia de la humanidad, al suplir cada necesidad presentada, así se fue aumentando y perfeccionando el requerimiento de ésta, por ejemplo, la comunidad primitiva requería suplir las necesidades de cacería, la tecnología era rudimentaria por lo que la calidad era orientada a lograr que esta supliera el objetivo de alimentación y seguridad (Álvarez, 2007). La humanidad en su constante evolución ha cambiado los requerimientos con relación a la calidad, pasando por la búsqueda de esta en los productos, posteriormente en la era industrial marcó un hito en la tendencia requerida de producción a bajo costo (Álvarez, 2007). En las posguerras y el resurgimiento de Japón, se evidencia nuevamente un cambio en las necesidades sobre la calidad, desarrollando el nuevo concepto de la mejora de los procesos, se genera así la trilogía de Juran “La necesidad del planteamiento de la calidad, el control de la calidad y el mejoramiento de la calidad como bases de la calidad en los procesos”, permitiendo el desarrollo de metodología estadística, toma y análisis de datos (Álvarez, 2007). La época de los noventa nos llevó a un requerimiento de calidad total, teniendo como base las relaciones humanas, haciendo énfasis en el área de administración y prestación de servicios, donde todos los partícipes del proceso son inherentes a la calidad, pero solo unos pocos son los que la evalúan. Se empieza así a perfilar el momento actual de la calidad, enfocándose en procesos de producción, ya sea fábricas, aviación o como tal en salud (Álvarez, 2007). El término Calidad en el sector Salud, se puede entender según Fontalvo (2006) como: “La totalidad de funciones, características o comportamientos de un bien producido o de un servicio prestado, que les hace capaces de satisfacer las necesidades de los consumidores” (p.47). La calidad en el sector salud debe que estar enfocada en el paciente, logrando mantener la satisfacción de las necesidades explícitas e implícitas de los usuarios, respetando sus decisiones, culturas, contexto social y necesidades específicas, entendiendo que cada paciente es un ser único de comportamiento diferente, identificando necesidades y expectativas desiguales al momento de acudir a los servicios de salud (Gómez, 2014). En el sector salud la calidad transita entre la concepción que tiene el profesional y la que tienen los usuarios (Cano et al. 2015). La calidad de la prestación del servicio, desde la creación de las entidades hospitalarias, la búsqueda constante de unificación de conceptos y manejos ha requerido una constante evaluación y monitoreo, es así como surge la auditoría en salud (Álvarez, 2007). La auditoría es la evaluación sistemática de las actuaciones y decisiones de las personas e instituciones para el logro de la calidad en salud (Mejía, 2009). Definiéndose como un análisis crítico de la práctica médica, determinando si las actividades contra calidad de registro y atención cumplen de manera efectiva con los resultados esperados, dentro de un marco de lo que se denomina atributos de calidad, oportunidad, pertinencia, accesibilidad y seguridad; encontrándose acordes con lo pactado contractualmente (denominado eficiencia) con resultados que obtienen la mayoría de las ocasiones planes de mejora logrando los estándares requeridos (Mejía, 2009). La auditoría en salud comprende dos ramas de acuerdo con la teoría, siendo ellas: la auditoría médica relacionada con el funcionamiento de las áreas asistenciales, servicios administrativos y financieros, de otro lado, la auditoría clínica que corresponde a la evaluación integral de un servicio o institución prestadora de servicios de salud, operando entre sí (Mejía, 2009). Con frecuencia se confunden los términos de auditoria clínica y médica; al respecto es conveniente hacer algunas precisiones, puesto que la primera tiene que ver con todo el conjunto de acciones derivadas de la estructura, proceso, resultados e impacto de todo un equipo interdisciplinario de atención en salud, en tanto que la segunda apunta a la actuación del médico como tal (Mejía, 2009). Se conoce como un proceso de atención médica continuo, sistemático, objetivo y de continua evaluación, cimentado en el análisis crítico de la historia clínica, cuya finalidad principal es verificar la calidad de la atención en salud, aportar a la educación de los profesionales de manera continua y emular la excelencia (Mejía, 2009). La auditoría en salud puede ser desempeñada por profesionales de pregrado en salud, posterior a la realización de una especialización en el área administrativa, ya sea auditoria o administración en salud, los cuales ofrecen conocimientos básicos relacionados con normatividad y regulación, definiendo competencias en lectura crítica y medicina basada en evidencia, además de entrenamiento en el campo legal y financiero aplicado en el contexto de la salud (Cabrejo, 2019). En cuanto a la imagen del auditor se atribuye a elementos fundamentales como escuchar, asesorar y brindar acompañamiento, para dar cumplimiento a unos resultados que se ven reflejados en la vida y bienestar de los pacientes, no obstante se han presentado desviaciones del ejercicio del auditor, ya que se concentran en la identificación de la ausencia de cada uno de los atributos de la calidad, olvidando que lo más importante es ser guía y asesoría, para evitar caer en los mismos errores, por lo que la labor del auditor debe ser sistemática e integral (Álvarez, 2007). El ejercicio de auditoría debe ser impersonal, el análisis es sobre la actividad, mas no sobre las personas y como tal el resultado tiene por objeto evitar que se repitan los errores y no perseguir a los profesionales (Lemus, 2006). El profesional asistencial varía su comportamiento y forma de ejecutar las actividades al tener identificado al auditor (Lemus, 2006). Hecho ratificado acorde al estudio observacional realizado por Lacasa, en el 2007 de acuerdo con sus resultados, afirman que el profesional en este caso de enfermería varía su comportamiento y forma de ejecutar las actividades al tener el acompañamiento de un auditor. Lamentablemente auditoría no ha cubierto todas las áreas de conocimiento en salud, ya que este tipo de análisis sistemático requiere de estrategias, conocimiento y aspectos personales, características que la mayoría de los profesionales en auditoría no poseen; una adecuada auditoría necesita estrategias específicas, seguimiento estricto y metodológico para ser efectiva (Álvarez, 2009). En cuanto a los requerimientos relacionados con el sistema de salud, la normatividad médico asistencial y profesionales que se encuentran frente a la atención de los pacientes, requiere de una transformación en el rol de auditoría, desviándose de la necesidad de las instituciones por integrar el equipo de salud y los auditores. La auditoría fundamenta el éxito de su gestión en relaciones de mutua confianza y credibilidad en el trabajo en equipo, tanto de auditores, como administradores, proveedores y usuarios, siendo los principales actores del proceso médico asistencial, de forma mancomunada se obtendrán los resultados esperados generando un reto de comunicación asertiva entre todos los actores de la institución (Mejía, 2009). El adecuado desempeño de los auditores en salud es considerado una gran herramienta, aportando a las organizaciones soporte de acuerdo con las necesidades, identificación de distorsiones, irregularidades y no conformidades dentro de la prestación de servicios de salud (Ortiz y Domínguez, 2019.). Es evidente que en el ámbito de la salud se requieren habilidades de comunicación, es así como los profesionales en salud son entrenados en escuchar e interpretar lo que dice el paciente, pero presentan dificultades al expresar asertivamente lo que quieren transmitir, sus habilidades de escucha son centradas en el paciente llegando en algunas oportunidades a subestimar otros puntos de vista, aun de los mismos profesionales que no son eje central en la labor asistencial, como lo son los profesionales administrativos (Carrillo Vargas et al. 2017). Si bien los profesionales asistenciales son competentes en su área de conocimiento, requieren aprender el trabajo en equipo incluyendo a los administrativos. En este sentido, el rol de auditoría médica hace parte de la atención que se brinda como apoyo técnico, soporte y asistencia en las posibles falencias que pueden tener los asistenciales (Mejía, 2014). Dentro de los retos de la auditoría se plantea un cambio de la cosmovisión preestablecida desde la parte médico asistencial y es cómo desarrollar una comunicación asertiva con un feed back que sea claro, completo y que permita el aprendizaje continuo con base en la mejora mas no al castigo (Lemus, 2006). Cuando se habla de aprendizaje continuo, mas no al castigo, el punto de partida es establecer que existe un equipo de trabajo en el sector salud, donde los errores sirven para estructurar planes de mejoramiento y fortalecer los procesos; sin embargo como lo indicado por Cabrejo en el 2019, en la realidad se confunden los roles del auditor donde se le considera un “costeador” o un perito legal, por lo cual apartan y no consideran incluir estos profesionales dentro del equipo de salud (Cabrejo, 2019), originando barreras que llevan a una comunicación ineficaz entre el personal médico asistencial y auditoría, afectado el ejercicio, la gestión oportuna y objetividad de cada una de las partes. Así mismo esto provoca fallos de la calidad en la prestación de servicios de salud, evidenciado en dificultades al establecer una comunicación asertiva generando desviaciones en el trabajo en equipo, reprocesos e impactando en la calidad de la prestación; es por esta razón que se hace indispensable el estudio de estos entornos, para entender y caracterizar el rol del auditor dentro del equipo de salud y su transferencia de conocimientos por medio de la pedagogía.

Descripción

Abstract

Palabras clave

Pedagogía, Auditoria, Comunicación

Keywords

Temáticas

Citación